
Miró un momento el cuadro de su vida, repasó recuerdos lívidos y frescos, y como el ambiente estaba deteriorado, su mente se llenó de ambigüedades.
"Madura". ¿Maduremos? Seamos fríos, seamos adultos.
Los días han pasado llenando la bitácora, mal camino tras camino peor y tras ello, otro peor que me tienta a herir. Ya no quiero herir, ya no voy a herir. La satisfacción ya no es la misma, la pasión tampoco, el deseo menos. Pero ahí está, tentándome amargamente, me ofrece poder y me ofrece soberbia. Yo me resisto, intento resistirme, me esfuerzo en lograrlo.
Miró un momento el nuevo cuaderno, no vio su nombre en él. Se decepcionó, enmudeció. Su silencio gritaba tan fuerte que todos podían notarlo. La indiferencia era lo menos indiferente.
Los días han pasado, los vientos cambian, las noches no son las mismas, la mente se modifica, las experiencias crecen, la vida sigue.
Y la vida sigue.