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Tus Ojos
Tus ojos cariño, amarillos, dorados, cristalinos... tus ojos. Tus ojos tuve la suerte de conocer. Brillantes, fuertes, gigantes. Tus ojos se fueron al abismo, tus ojos desaparecieron, ya no están aquí.

Tus ojos, esperanza; luceros de tu preciosa mirada, tan profunda y pura, sincera y enamorada. Tus ojos hermosos perdí, por ellos el cielo daría y en ellos está el cielo mio. Tus ojos se fueron, tus ojos mi amor, ya no están. 

Tus ojos, mi hermoso camino, se fueron lagrimeando por mi. Lo siento, belleza.

Tus ojos color avellana, hice sufrir. Herí, enrojecí. Pero, son tan hermosos tus ojos, son hermosos incluso al llorar. Tus ojos no pierden la fe, tus ojos y su alegre melodía, a quienes admiré, aquellos que amé, que amo, que me guían.

Tus ojos color sol... me enamoré de ese par. Tan solo una mirada. Esos dulces y preciosos ojos y su mirada transparente. Mi vida no es sin tus ojos. Mi vida extraña tus ojos, los desea. Mi vida los hará brillar. 




Huir, esa es la clave. Siempre he querido huir de todo de la realidad. Lo leo, lo descubro, me he vuelto a encontrar conmigo. Nunca he huido, sin embargo. La cobardía hacia las consecuencias consumieron mi nómade alma que nunca cumplió sus deseos. Estancada, no puedo volar, y el alma se fue a buscar sus sueños a la sed de mi imaginación.

Tan solo un momento se necesitó para comprobar que hubieron huidas que fueron perfectas, escapes mentales de una realidad no tan mala que me atormentaba sin razón, me privaba de mi libertad, que es lo más importante. Había huido, cobardemente como siempre, pues fue menos valiente hacerlo que el miedo a hacerlo. 

No quise enterarme de que estaba respirando y que debía seguir respirando, entonces huí hacia una amarga burbuja rosa que me embobó en la fantasía de la niñez. No quise enterarme de que iba a sufrir, entonces hice sufrir y escapé de la culpa. No quise saber que tenía un mundo de cosas aún que me esperaba y que no, entonces escapé de mi mente. Quise ser inerte. 

Hace un par de días, mi alma exaltada quiso dar un paseo de vuelta, volver a la realidad, y el mundo del que huí se encontraba bajo el agua de un cuarto oscuro que apenas veía una luz, y en llamas de colores que esperaban por alguien que las convirtiera en río. El alma supo que hacer. 
Por dentro y por fuera
Vida, tu eres el día de hoy. Vida, te he olvidado, te he dejado de amar. Te he estado cambiando. Eres mi yo, yo soy tu. Vida, ¿dónde quedaron las promesas? ¿Dónde dejé las promesas que te hice? 

Querida respiración, te he convertido en un mar de suspiros desolados, llenos de penas ahogadas en futuro que no quiere abrir sus ojos, atorada, apretada, cortada, corrompida. 

Queridos pasos, les he quitado la energía que les juré, los saltos se hicieron arrastro y los tropiezos se multiplicaron.

Querida alma... querida alma ¿qué te he hecho? ¿No te hable acaso de los para siempres? ¡¿No te advertí lo que se te venia?! Pues, alma, que enredo eres hoy en día. No te pediré disculpas, querida mía, te haré más fuerte en el camino.

Queridos ojos, tan grises como celestes, queridos constructores del paraíso; nublé su vista con lágrimas agridulces, cegué su camino.

¡Vida mía! Lo eres todo, te has vuelto a mí cuando casi nos hemos perdido, he de deprimirte porque, vida, te he fallado, te ha faltado vivir.

Droga insípida, tacto falso
"Cada vez se me hace más difícil la idea de pensar en que algún día ya no estarás aquí", me dijo con su cortante mirada. Cínicamente le dije que no me iría a ninguna parte si es que así no lo quería. "No", dijo sonriente, "aquí" replicó poniendo su dedo índice en el lado izquierdo de su pecho. Siempre supe a que se refería. Tragué saliva simulando una sonrisa, mientras mi nudo en la garganta se hacía tan grande que casi se podía ver. Traté de imaginarme las razones de su miedo, evitando la culpa de todo acto que me hacía culpable. El orgullo por delante, claro.

El joven de cabello largo era delgado, de aspecto tímido (tan solo aspecto) y un rostro neutro; sus ojos, marrones o amarillos, me ofrecían un interesante recorrido cada vez que les ponía atención, y tal recorrido me supe de memoria que hasta supe como hacerlo temblar, y disfruté hacerlo. Su inocente sonrisa debió ser lo que más le atraía a mi sed de atacar, mas cuando creí que esto me sería imposible, aquel tornado interior me sorprendió otra vez. Claro

El joven era un buen ser humano. Ser humano. Era correcto y leal, un perfecto opuesto. ¿Cuánto se puede contaminar a una persona? Nunca supe si cambió para mal o siempre llevó consigo una máscara, invertimos los papeles, los sentimientos. Sentimientos. Claro

"Lo que se te hace difícil es asumir lo que te está sucediendo". Dí media vuelta, fue duro. Caminé en busca de nada, porque nada necesité. Ya fué suficiente.
¿Muy cursi? Claro. 
Azul marino
Tinta amiga, tantos días sin vernos, sin hablarnos, sin contarnos cosas. En tiempos como estos, cuando más te necesito, suelo dejarte de lado. Extrañaba tus manchas en mis manos, tus manchas en mi piel, tus huellas en mi alma. Tinta compañera, hoy vengo de vuelta a ti, sé que nos hemos esperado mutuamente, la espera es buena, el momento es dichoso. Tú, que plasmas mi alma, mi mente y mi vida en un papel para luego gritarlo al mundo, amiga, siempre me esperas. Tinta querida, deliro. Te dejo tan seguido, me abandono, nos abandono. Oyes la textura de mis letras y las haces eternas con una perfección inigualable.

Tinta, oye, yo no quiero dejarte, no quiero que nos alejemos. Tenemos un hermoso vínculo, nos dependemos mutuamente, nos hacemos falta, nos complementamos. Tu siempre estás ahí, yo siempre te abandono.

Tinta, no hay nada que decir.
En suspensión
Sumergida en el humo de mi cigarro me pregunto el "por qué". ¿Qué sucede? ¿Qué pasó? Creo que hay algo que ya ocurrió. No me di cuenta. Me parece extraño, me intriga el cambio. Todo lo que boté y exclamé simplemente desapareció sin explicación. No le encuentro la razón por más que trato de buscarla, y no sé por qué la busco tanto, parece no tener sentido alguno. Son cosas que vuelan a mi alrededor y no puedo alcanzarlas.

Estoy cansada, sólo un poco (digo), pero Fran, estoy cansada. La rutina es inevitable.

Ahogada en mis preguntas, mis típicas preguntas sin respuesta, me esfuerzo en extrañar mi pasado, y por más que trato es imposible; solo es pasado. Tal vez una historia sin razón ni explicación. Me cuesta entender que no hay nada que entender. Trato de hacer de un vacío algo relleno de cosas, de atormentar el presente, de auto torturarme. Es imposible. Siento una cadena de humo invisible en mis pies, me la impongo y continúo preguntándome estupideces. No dejo de estar aquí pero deseo irme. No hay un problema. Comprendo.  
Pincel Crepúsculo
Nunca he tenido un plan, yo no soy de las que planean. Mi cabeza no maquina y mis manos no construyen. No tengo bases, pues todo lo que tengo es abstracto, todo lo que siento está en el aire, y este me guía, me lleva de un lado a otro. Arraso con mi viento de lugar en lugar, como una brisa, me dejo llevar, soplo el destino como una pluma sin camino.

¡Que el efecto mariposa dicte su sentencia!

Los matices del cielo se alborotan en mi iris, los colores del atardecer son los colores de mis ojos. Si puedes verlos verás que no hay nada en ellos, sólo una dulce melodía que dice "sácame de aquí", que te llama a unirte a mi danza de ser. Sin planes, sin bases, sin estructuras.
Degradé
Los días han pasado cambiando su ritmo constante, el aire es más puro o ya no hay presión en el pecho. El cambio era positivo aunque nunca se notó. El cuerpo en perfecto estado, tal como aquel día. Y aquel día, tal como el recuerdo de los cuerpos magnos, poderosos en su ambiente húmedo y tibio, en plena majestad. Ahora los cuerpos están fríos, secos, separados, deprimidos. La sonrisa se pierde al pensar en la sonrisa, y la conciencia se contamina de "por qués". 

Miró un momento el cuadro de su vida, repasó recuerdos lívidos y frescos, y como el ambiente estaba deteriorado, su mente se llenó de ambigüedades. 

"Madura". ¿Maduremos? Seamos fríos, seamos adultos. 

Los días han pasado llenando la bitácora, mal camino tras camino peor y tras ello, otro peor que me tienta a herir. Ya no quiero herir, ya no voy a herir. La satisfacción ya no es la misma, la pasión tampoco, el deseo menos. Pero ahí está, tentándome amargamente, me ofrece poder y me ofrece soberbia. Yo me resisto, intento resistirme, me esfuerzo en lograrlo.

Miró un momento el nuevo cuaderno, no vio su nombre en él. Se decepcionó, enmudeció. Su silencio gritaba tan fuerte que todos podían notarlo. La indiferencia era lo menos indiferente.

Los días han pasado, los vientos cambian, las noches no son las mismas, la mente se modifica, las experiencias crecen, la vida sigue. 

Y la vida sigue.

  
Oveja negra
Un par de días, un par de momentos y la calmada culpa de haber errado esas decisiones tan pequeñas. Y no me arrepiento del error. Sentir esa adrenalina, esa culpa, esa mentira, ese secreto, esa sensación de hacer algo políticamente incorrecto, sentir toda esa euforia, ¿como arrepentirse?. 

Y es cierto, tal vez no he sido la mejor persona, la mejor pareja, la mejor amiga, la mejor hija; yo no sigo sus protocolos, sigo mis instintos, me dejo llevar por el momento, no importa el error, ni los comentarios, importa la sensación, dejar de lado las consecuencias. 

Consecuencias.

Consecuencias: Karma. El mundo girando a mi alrededor. Yo, actuando. El mundo, respondiendo. La ley de la vida. 

Un día X me cruzé con la oveja negra de mi vida, con aquella que me tienta a morder la manzana, a huir de mi paraíso de ojos grises, a hacer lo incorrecto y no arrepentirme. A pesar de eso huí y fuí cobarde, el karma llegó, llegó la paga, llegó la crítica, llegó el comentario, llegó el remordimiento. Nunca llegó el arrepentimiento.

 

Tocando el cielo
Son las cosas más simples las que me han hecho volar, aquellas que me han dejado atónita y sin aliento, cuando no sé a que lado avanzar. Pues sí, así es; jamás sentí ese nivel de felicidad por un hecho tan simple y tan común, pero aún así seguía estando tan fuera de mi alcance, es que era tan fácil pero tan lejano y tan, tan complaciente que en sí era difícil, y difícil de explicar lo complicadísimo que se me hacía poder siquiera escribirlo. Llegaba a ser espléndido, gratificante.

Era tal así como alimentar el alma con el más delicioso caramelo, como un pequeño calor recorriendo un cuerpo frío que no recordaba alguna sensación de placer, parte por parte, poro por poro. Era espiritual.

Y es que fué tan duradero que aún lo siento, que aún el recuerdo mismo lo hace sentir real, que escapa de mis capacidades de comprenderlo, y es mejor así, pues cuando lo comprenda desaparecerá y el recuerdo será solo una imágen fría, hambrienta.
Sirena
Caminando alrededor de los peligros, rondando la morbosidad, ahogándose en agua, un vaso de agua, un vaso vacío. No hables, sólo escucha eso que deseas escuchar, el dulce de tus oídos, la cálida respiración sobre tu oreja, aquella que se ahoga también, con susurros imaginarios. ¿Y los pensamientos imaginarios? ¿Qué hay de ellos?

Patinando sobre el agua, volando sobre las rocas, tropezando con las nubes, inundados de para siempres, sumergidos en cuentos de niños, en películas de una hora, en simples pasatiempos, ¿qué es esto?. Escapa, la pecera no es tan grande, hay un delgado cristal entre la sirena y la realidad. Construye tus pies, tus piernas, tus muslos. Las sirenas solo viven en el agua, los humanos también pueden nadar.

Flotamos, no nadamos. Estamos, no vivimos. Somos, no queremos ser. Soñamos, no construimos. Sirena, despierta.
Peligro
Separé mis papeles pero no di vuelta las páginas, y fuí juntando en un frasco pedazos de amargura con una bella apariencia. Apariencia, sociedad, palabras que unidas hacen de los ojos unos falsos jueces, pues, ¿quién era yo entonces? ¿Era acaso el pedazo de dulzura que siempre iba a destacar? Claro, y de eso me llené los oídos, y convertí el mundo en mi reinado, y del reinado comencé con mi pequeña dictadura, hace poco derribada. Y cuando mi mundo, MI mundo se cayó en pedazos, ¿la apariencia acaso reconstruyó algo? Y caí.

Y el dinero fue mi mano derecha, nos hicimos tan amigos, que mis amigos (y los no amigos) quedaron en pobreza de mi. Los abandoné, a ellos, a ellas, a mi felicidad y hasta a mi misma. La avaricia me consumió, y así consumí mi mundo. Y perdí.

Me miré en un espejo y de a poco se fue derritiendo, miré a mi alrededor y vi los escombros que dejé, y me decidí a reparar lo que fuese posible. Los niños lloraban al verme, yo también, la gente se ocultaba de mi, se ocultaba de las peleas, de la destrucción, de la avaricia, de la apariencia, de la maldad, del egoísmo y del peligro. 
Sueño sin fin
Imaginé la vida en un segundo, y como jamás la habría visto. Imagine que caminaba por rosas sin espinas dentro de mi apacigüada aura, y que la felicidad era parte mi otra vez, sea como sea. Imaginé todo lo negro caer y esconderse bajo la tierra, para así no volver nunca más, pero lo cierto es, que los nunca mases no existen, al menos no en este planeta. Imaginé que cumplía mis sueños. Imaginé estar sumergida en el agua, como una sirena en ese mundo paralelo que alguna vez aquella boca inventó, imaginé mi pecera perfecta, y que cada día fuese alimentada y acariciada por mi amo. Imaginé nadar en la compañía más perfecta, imaginé, a pesar de todo, me di el tiempo de imaginar, de volver a creer, de volver a ser yo. Imaginé el viento fresco en mi cara y en la otra. Y es que a veces la imaginación es tan real, que es falsa tan falsa y te atrapa, porque vives de imaginar y olvidas tu vida, tus errores, tus problemas, tu existencia, a veces imaginas hasta dejar de existir. 

Imaginé el pasado y el presente, es todo mi imaginación, pero caí en mi realidad, es todo tan cierto, tan duro, tan cruel. Quise imaginar que nada fué cierto, que todo estaba bien, que nunca pasó nada, quise imaginarme feliz y dichosa, como que todo hubiese sido un sueño, pero no puede crear esa falsa ilusión. Imaginé nuestros vegestorios seres riendo de esto, imagine que volvía mi sonrisa, imaginé que volvía a saltar, imaginé que volvía a vivir, pero no imaginé que todo era mi imaginación.
Me

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